ECOLOGIA CULTURAL
LA ECOLOGÍA CULTURAL Y LA VALORACIÓN DEL SUJETO EN LATINOAMÉRICA.
Cuando en occidente se comenzó a tomar conciencia de las enormes repercusiones que para la humanidad tiene el deterioro del medio ambiente, la reflexión se centró en la dimensión biológica que este fenómeno tenía, olvidándose al hombre como sujeto cultural interactuante dentro del ecosistema. Este olvido es fácil de comprender si consideramos que las ciencias sociales, encargadas por excelencia del estudio del sujeto cultural, definieron el modo en que las distintas culturas que habitaban sobre la tierra se vinculaban con sus medio ecológicos. Ello, considerando como punto de partida, la forma en que el propio hombre occidental establecía dicha relación, al menos desde principios del siglo XIX, atribuyéndosele a las diversas modalidades de relación posible, un lugar diferente en las etapas de evolución de la mente humana.
Lo anterior se presentó con tal intensidad, que aquellas culturas que no fuesen capaces de hacer una clara opción por la creación de sofisticadas maquinarias de guerra y, por sobre todo por un cierto tipo de tecnologías que permitieran la optimización en la apropiación del medio ambiente, eran consideradas como primitivas, ya que ocupaban metafóricamente el papel de los “primates” en la escala de la evolución cultural. La falacia consistió en creer que el modo en que occidente se relacionaba con su medio ambiente, era, en términos de la historia de la cultura, el mejor de los posibles.
tipo científica. La posibilidad que una sociedad conviva equilibradamente con su medio conlleva el entrelazamiento de los distintos ámbitos de la cultura (religión, economía, política, etc.).
EL ORIGEN DE LA ECOLOGIA CULTURAL
origen y sentido; uno de ellos es cultural, el otro es económico y tecnológico: En el plano cultural ha sido la ILUSTRACION y su apelación a la búsqueda de la emancipación humana por medio del uso de la razón, la base ideológica sobre la cual la modernidad se ha construido. En el plano económico y tecnológico es la REVOLUCIÓN INDUSTRIAL el proceso que define a la modernidad, en tanto las alteraciones que en el plano económico y sobre todo ecológico, acarrea la complejización de la tecnología, tienen profundas implicancias sociales y culturales para occidente desde el siglo XVIII en adelante. Decimos que las ciencias sociales, derivan directamente de la modernidad, puesto que son, ante todo, un intento de interpretación de la realidad, que surge desde las preguntas que preocupan principalmente al hombre europeo del siglo XIX. Ese hombre que debe vivir la modernidad, con la correspondiente alteración de la relación con la naturaleza que dicho proceso conlleva. Lo anterior se vincula directamente con la Ilustración, en tanto estas ciencias surgen como un intento de interpretación racional del mundo. Ello, a partir del medio que la ilustración prefiere para hacer uso de nuestra razón, a saber, el método científico. de este modo, en la afirmación que sostiene que mediante el uso de la razón, es posible liberarse de las ataduras que su no uso acarrea, se sitúa aquello que ha sido denominado como proyecto de la ilustracion (2), que constituye, un punto fundacional para
la modernidad. La sociología se origina en el intento de explicar, interpretar y predecir fenómenos sociales y culturales derivados directamente de la revolución industrial. Entre dichos fenómenos encontramos, por ejemplo, la formación de nuevos estratos sociales, la migración campo ciudad, la situación de la clase obrera, el paso desde la familia extendida a la familia nuclear etc. Por su parte, la antropología surge a partir de la necesidad de dar cuenta de aquellas culturas caracterizadas como “bárbaras” o “salvajes” en tanto sus expresiones culturales, tanto en el plano material como ideacional son, en muchos casos, radicalmente distintas de las formas culturales propias de la modernidad. Es por ello que la sociología surge como un intento de interpretación de los fenómenos sociales “de” la modernidad y “desde” ella, y la antropología como un modo de dar cuenta de aquellas sociedades que se encontraban fuera de los límites de este proceso.
mundo natural van definiendo a la cultura. La antropología ecológica en particular, es una subdisciplina de esta ciencia cuyo principal objeto de estudio es el nexo entre cultura y medio ambiente. Desde ella surge, en la década entre cultura y medio ambiente. Desde ella surge, en la década del 50, una teoría que intenta superar los límites que una subdisciplina supone, para convertirse en un principio interpretativo de toda la antropología. Lo anterior en virtud que su premisa básica es que la relación entre hombre y medio ambiente constituye la base sobre la cual se define la cultura.
EL VINCULO ENTRE HOMBRE Y MEDIO AMBIENTE EN AMERICA LATINA
La investigación antropológica en América Latina es abundante desde principios de siglo, tanto en lo que se refiere a data etnográfica, como en lo relativo a la elaboración teórica. Sin embargo, esta antropología de la primera mitad dl siglo XX, es sin duda, una antropología del “extraño”. Es decir, es una disciplina hecha por el extranjero que intenta conocer una cultura distinta a la suya, ya sea motivado por intereses coloniales, o “por una auténtica curiosidad científica”.
IDEOLOGIA Y ECOLOGIA CULTURAL
Desde la ciencia social clásica se nos plantea que la...”naturaleza es la continuación del cuerpo del hombre”..., y los economistas empiristas ingleses como Malthus, nos dicen que la explotación irracional del ecosistema sólo puede tener como consecuencia la hecatombe de la sociedad que la practica. En la historia de la antropología cultural la valoración del nexo entre hombre y medio ambiente ha sido permanente, sin embargo ha existido una diferenciación clásica entre dos grandes tradiciones científicas; una materialista que subraya lo relativo a las elaboraciones materiales de cada cultura o tecnofacturas, y una idealistas que pone énfasis en las creaciones ideológicas o ideofacturas.
Desde esta lógica autorreferida, las ideologías del desarrollo en América Latina, han implicado, en muchos casos, un alto costo social, el que se paga, no sólo a través de la explotación de la mano de obra, sino también a través del sacrifico de los ecosistemas. Estos son inmolados como víctimas propiciatorias en pos de un desarrollo que nunca se logra, pero cuyos costos son onerosamente pagados, especialmente por los más pobres quienes, en razón de su pobreza, son más frágiles a las rupturas del equilibrio macro biótico.
ALGUNOS PRINCIPIOS DE LA ECOLOGIA CULTURAL A CONSIDERAR EN EL CONTEXTO LATINOAMERICANO
Aún son impredecibles las proyecciones que la ecología cultural puede tener en nuestro medio. Sin embargo, resulta interesante destacar algunos principios que hoy tienen repercusión concreta en el debate sostenido al interior de la ciencia social latinoamericana:
*La dialéctica hombre/naturaleza es el hecho fundante de la condición humana.Esta propuesta antropológica intenta superar la dicotomía entre materialismo e idealismo en la epistemología antropológica. Ella, más que poner un énfasis en lo tecnofáctico o en lo ideofáctico, centra su interés en la dialéctica entre hombre y naturaleza, cuyas consecuencias son las llamadas “relaciones culturales”. Esta concepción surge desde la antropología económica, que cuestiona la premisa básica de la economía tradicional. Dicha premisa afirma que, como ya se indicó, los bienes son siempre limitados y las necesidades son ilimitadas. La antropología ecológica en cambio, sostiene que las necesidades son elaboraciones culturales y dependen del tipo de relación particular que el sujeto cultural mantenga con su medio ambiente.
La dialéctica entre hombre y naturaleza supone un tipo de intercambio de energía en el cual, el poder transformador del hombre sobre ésta última, opera simultáneamente con la capacidad que ella posee para condicionar los procesos culturales. De ésta manera, el vínculo entre el individuo concreto y su medio biótico constituye un proceso dinámico, en el que la separación entre naturaleza y cultura resulta verdaderamente imposible. Lo anterior se fundamenta en el hecho que, ni naturaleza ni cultura son posibles de observar químicamente puras. El sólo proceso se pone en juego cuando el hombre observa un medio biológico, está condicionado por la dialogía o interpretación particular que éste realizará en su calidad de observador. Dicha interpretación estará a su vez determinada, por los “ojos” que la cultura da al observador para dar cuenta del mundo. Por lo tanto, si la interpretación dialógica es un proceso culturalmente determinado y si la cultura se vincula dialécticamente a la naturaleza, la posibilidad de hablar del medio ambiente está entonces culturalmente determinada. Miramos la naturaleza con los “ojos” que nuestra cultura nos proporciona, y estos “ojos” están condicionados por el modo en que concretamente nuestra cultura intercambia energía con la naturaleza.
*La cultura es una forma de vincularse adecuadamente con el ecosistema de manera de generar ciclos reproductivos que permiten la sobrevivencia de la sociedad en el tiempo. Para Bronislaw Milanowski, la cultura es un patrimonio instrumental por medio del cual, el hombre se encuentra ante la posibilidad de satisfacer las necesidades que la naturaleza le plantea. Ello, teniendo en cuenta, tanto su condición de ente biológico, como su condición más amplia de habitante de un medio ecológico determinado. En este sentido podemos deducir que la cultura no es sólo un modo de acceder al medio ambiente, sino que tiende a ser, el mejor posible considerando nuestras necesidades biológicas instintivas y permitiendo la sobrevivencia del sujeto cultural por medio de la producción, reproducción y transmisión de pautas culturales.
No obstante, ¿cómo explicar desde esta perspectiva el desastre ecológico?...Como ya expresamos, nada nos asegura que una cultura no pueda romper el delicado equilibrio que le es necesario mantener con su medio ambiente. Sin embargo, para la antropología ecológica este equilibrio se produce, por lo general, a partir de la existencia de procesos de acumulación que destruyen la simetría del intercambio entre los miembros de la sociedad.Es decir, cuando el acto de intercambiar ofrendas (sean estas mujeres, utensilios, alimentos, etc.) es substituido por una relación vertical en que la aparición de la acumulación – para privilegio de unos y desmedro de otros- va asociada, acto seguido, a la aparición de valoresen torno a la propiedad, se legitima la desigualdad. El delicado equilibrio entre hombre y naturaleza se rompe a partir de un desequilibrio anterior en la horizontalidad de las relaciones sociales.
*Los más pobres son los más débiles frente a los efectos de la depredación ecológica. Las ideologías modernas originadas en la Ilustración, tendían a plantear que el desarrollo tecnológico tendría como fin inevitable el mejoramiento concreto y progresivo de las condiciones de vida de los más pobres dentro de cada sociedad. De esta forma “los desterrados del paraíso de la modernización” lograrían por medio del desarrollo tecnológico, la superación de su condición de marginados. Esto, en virtud de un proceso en que el desarrollo tecnológico acarrearía una mayor producción de bienes y servicios, mejorando la vida para cada vez más amplios sectores.
NOTAS
(1) Jean Jacques Rousseau nos plantea en su “Discours sur l’ Origine de l’ Inegalité Parmiles hommes” de 1775, que sería la sociedad altamente complejizada la que corrompela natural tendencia del hombre primitivo hacia ciertos valores como lo es respecto a la naturaleza. Según algunos autores esta concepción deriva, en el mundo occidental, en la defensa que hace el Padre Bartolomé de las Casas de los indígenas latinoamericanos.
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